20 de junio de 2011

ANALÍA SANDLERIS EN REVISTA DOSSIER


Esta nota sobre la exposición de Analía Sandleris, que estuvo en Dodecá entre el 12 de abril y el 7 de mayo de este año, nos quedó sin compartir con anterioridad. Con este envío, nos ponemos al día.


Se levanta el telón
Analía Sandleris en Dodecá

Por Daniel Tomasini
En Revista Dossier _ Mayo 2011


Nadie puede decir dónde comienza la obra de arte y dónde termina el artista, y viceversa. Tampoco se sabe si el artista, cuando crea, se habla para sí o habla de sí para otros. O tal vez quiera hablar para otros hablando de sí. Lo cierto es que hablar de la obra es hablar del artista; sin embargo, por una extraña cualidad del lenguaje, la obra habla por su cuenta sobre el artista. Habla de la complejidad de su pensamiento, las más de las veces, aun cuando no suministre la clave precisa y perfecta de ello. Genéricamente, las obras de arte son representaciones, aunque esta variable es inmensa y a menudo este término se refiere a un tema o a un objeto de cualquier naturaleza que se vuelve a presentar de manera novedosa, dependiendo del lenguaje artístico elegido.

El título de la obra puede suministrar una pista de interpretación, aunque también puede inducir a errores, si no consideramos todas las variables, incluida la trayectoria del artista. Por lo tanto, frente a la obra de Analía Sandleris, podemos afirmar en principio que ella es absolutamente fiel, en creatividad y honestidad, a ella misma. Sabiendo además que por innumerables razones le tiene un gran afecto a las valijas, y que encontramos algunas (si bien algo camufladas) en esta muestra, diremos que sus "escenarios" pueden camibar de lugar intempestivamente, o el actor desplazarse y retirarse de los mismos en cualquier momento. La valija está allí, a la espera.

Analía seguramente se sitúa dentro de sus escenarios. A ella le gusta hacer personajes que pasen desapercibidos. Una sutil demarcación a trazos con vivo color, pero curiosamente abierta, da la sensación de un algo que contiene, sin contener. Con lo cual, la posibilidad de un escape también está prevista. Sus personajes, sobre todo y entre ellos, sus manchas de un negro muy rico, morfológicamente semejantes a un enorme capullo con textura de seda, sobrevuelan, inmóviles.

El espacio que Analía construye fluctúa entre la densidad y la liviandad, y sus formas tienen la alternativa de desplazarse, aunque aún no lo deciden. La escritura, que marca un registro de sutil presencia y habla de la importancia de la palabra como "diario", seguramente ofrece la clave de interpretación de sus formas, rodeadas de una atmósfera ambigua, simultáneamente de opresión y de liberación, lograda a través del magnífico juego de tintas, veladuras, toques líneas verticales y horizontales. Como en una gran tela de araña, estéticamente concebida, seductora y fatal, las manchas se deslizan, llueven sobre los espacios que se construyen por capas. Analía Sandleris demuestra un manejo técnico impecable, donde cada zona que parece haber surgido por azar ha sido antes mentalizada y calculada. Este dominio le permite internarse con seguridad en la estrategia de representación que —como dijimos— incluye un volumen de personajes en un espacio cuya latitud también admite al observador, y muy posiblemente también a la autora, quien desde allí dirige un inquietante mundo de relaciones que necesariamente, por el resultado obtenido, redime de los sufrimientos por los cuales ella y nosotros hemos pasado.

Título de la muestra: Escenarios.
Artista: Analía Sandleris
Lugar: Dodecá
Fecha: abril – mayo de 2011.