30 de octubre de 2016

MUJICA Y TOPOLANSKY CENSURAN "GENESIS URUGUAY"



COACCIÓN A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

RICARDO NOWINSKI

Mi solidaridad con el artista Julio de Sosa y la galerista Diana Saravia, incansable trabajadora por el arte. Se ven embretados en una situación injusta, e indignante. El periodo del presidente Mujica fue el más nefasto y de mayor decadencia de las artes plásticas y visuales; no aporto ni aporta nada y además intenta censurar a un artista a un trabajador del arte.
Esto no es ninguna chambonada, es un ataque directo a la libertad de expresión —Hoy no les gusta lo que transmite un artista mañana les puede molestar lo que dice un escritor o cualquiera que se expresa según su libre albedrio— y por ende una ataque a la libertad.
A la ex pareja presidencial y actuales senadores José Mujica y Lucia Topolansky les afloro el ser reaccionario que llevan dentro, es una situación indígnate que sería graciosa de no ser patética. Pero que nos puede sorprender que quieran censurar el arte cuando estas dos personas quieren controlar los medios y la justicia. Esta actitud de Mujica y Toplansky los muestra de cuerpo entero claramente tal como son.
La obra por lo que vimos en la prensa es desde el titulo “Génesis Uruguay” y concepción plástica es una obra halagadora una idealización de la ex pareja presidencial los muestra más jóvenes y sin las señas de decrepitud propia del paso de los años, los retratados deberían agradecer el homenaje.
Evidentemente el Uruguay contemporáneo no nace con ellos y obviamente tampoco vivimos en un paraíso terrenal como sugiere el artista.














25 de abril de 2015

ARTE, ¿COMO LLEGAMOS A ESTA SITUACIÓN?


RICARDO NOWINSKI

Hace unos días mi padre me comentaba que dos colegas nuestros, de su generación y de la mía respectivamente estaban  un poco deprimidos por la situación actual de las artes plásticas y visuales en nuestro país; el más joven quería juntar a algunos artistas para hablar del tema, ¿Cómo se llegó a esta situación?   
 “El público ha desaparecido de las galerías de arte en Uruguay”, “Choque. Las exposiciones crecen y la calidad existe pero no se advierten”  “Si una actividad artística pierde la capacidad de convocatoria que tuvo en el pasado, esa crisis indica un desencuentro entre la oferta y el público que obliga a reflexionar sobre la situación”. (Jorge Abbondanza,  El País)
“Estamos empantanados culturalmente, nada se mueve”, sostuvo el crítico de arte Nelson Di Maggio. Recordó que en la década del 50 Uruguay alcanzó un nivel cultural excepcional, “después de todo eso se interrumpió, volvió la democracia y con el Frente Amplio las cosas comenzaron a empeorar”, agregó que no hay perspectivas de mejorar. “Mientras el esquema cultural del gobierno sea el mismo es inútil”, sostuvo y calificó como “nefasta” la gestión del director nacional de Cultura, Hugo Achugar.1 (El Mural, Radio Uruguay).
Creo que juntarse con colegas siempre es positivo, sobre todo para los artistas que por nuestra actividad tendemos al aislamiento, ¿cómo y por qué se llego a esta situación? de empantanamiento y decadencia en nuestro sector  La pregunta es compleja y obviamente no tiene respuestas fáciles. Vamos a intentar encontrar las respuestas a estas interrogantes

ÁMBITO  Y MERCADO
La concepción que los artistas plásticos y visuales tenemos de nuestra actividad, en general es la de una pasión un apostolado, que nada tiene que ver con la economía, el marketing y las relaciones publicas, esta visión principista para unos romántica para otros, puede  generar y genera encontronazos con la vida real. Tradicionalmente, el ámbito y los artistas en particular tenemos una relación conflictiva con nuestra actividad en sus aspectos más prosaicos, incluso en algunos sectores del ámbito hay una demonización del mercado y una idealización del Estado. Es interesante ver como la mayoría de los artistas plásticos y visuales, en Uruguay tienen una posición antimercado; -no teniendo en cuenta que el público y el mercado son personas-. El mismo en nuestro país es pequeño y débil lamentablemente, (paradójicamente en los últimos diez años de gran crecimiento económico de el país, el mercado se ha encogido y debilitado más) lo que lleva a que solo unos pocos colegas puedan vivir exclusivamente de su trabajo, los demás vivimos de otros oficios y actividades, algunos conexos -como la docencia- y otros totalmente diferentes. 
Debo aclarar que cuando me refiero al mercado lo hago en forma acotada, mercado para mí son miles o eventualmente hasta millones de personas (una docena de especuladores no es un mercado es un oligopsonio 2) comprando consumiendo, adquiriendo y disfrutando  algo que les gusta les interesa,  en nuestro caso arte, pinturas, esculturas, cerámicas, grabados, litografías, libros de artista, videos, catálogos etc.
Si los artistas no recibimos un estipendio regular por nuestro trabajo (igual que cualquier otro trabajador, ¡es increíble cada día tenemos que seguir reafirmado nuestros derechos!) que además  de las cosas y servicios más prosaicos de nuestra vida cotidiana, compre lo más valioso para cualquier artista, tranquilidad, espacio, tiempo, tiempo y tiempo para trabajar y dedicarnos a esta actividad  que nos apasiona
Hay quienes plantean una dicotomía vivir del arte o vivir para el arte; personalmente creo que dicha dicotomía es falsa, porque estos supuestos son complementarios, solo se pude dedicarle la vida al arte si se vive del arte y solo se puede vivir del arte y se dedica la vida al arte. Esta es una actividad apasionante pero también árida, difícil y exigente; por muy talentoso que sea el artista no se puede lograr altas cotas de excelencia sin una dedicación total en cuerpo y alma.
Esto ha llevado que incluso la actividad gremial ha sido  y es árida y difícil, a los artistas nos resulta complicado defender nuestros derechos y mucho más cuando tocamos un tema tabú como el dinero, -tabú que en general incluye a todo el ambiente artístico-.Tradicionalmente en la creencia de que el arte es un apostolado, los artistas nos hemos dejado manipular, y hemos sacrificado ingenuamente nuestros derechos,  con el fin de llevar adelante nuestros proyectos artísticos, mirado en perspectiva esto resultó ser una actitud equivocada.
Recuerdo hace unos años en la feria Arteba en Buenos Aires ante la pregunta de mi esposa cómo habían estado la ventas a un marchand uruguayo radicado en Brasil nos contestó con voz engolada, e inflando el pecho con aire de superioridad -¡nooo  nosotros, estamos para otra cosa!,  no quise preguntar cuál era la otra cosa, preferí dejarlo con la ilusión de que nos creíamos el cuento, todas las actividades tienen su retórica de relaciones públicas- .esta anécdota es muy representativa de cómo piensa y la imagen que se quiere dar hacia adentro y hacia afuera el sector, me consta que el referido marchand cerró su galería en San Pablo.
También tenemos el tema de las rivalidades, el ninguneo, de las pequeñas y grandes rencillas al interior del ámbito y todo tipo de mezquindades humanas que no ayudan a una dinámica colaborativa entre todos los que actores del ambiente, que es cada vez más reducido. 
Cierto es que cuando se reduce la manta algunos quedan a la intemperie, y otros como siempre se acomodan bajo el ala de las instituciones del estado paternalista, gobernado por amigos y correligionarios, inclusive algunos que se sienten transgresores y vanguardistas, buscan el resguardo estatal (tener un empleo público siempre ha sido y sigue siendo una de las grandes aspiraciones laborales de los uruguayos, actitud legítima pero esencialmente conservadora) ahí tenemos una contradicción que puede llevar a un problema de honestidad intelectual y de credibilidad, pero ese es un tema para otra nota.
Con un mercado amplio, abierto, plural, una actividad privada más solida, fuerte, dinámica y desarrollada habría lugar para todos, y se establecería un contrapeso y equilibrio con la posicion dominante del Estado; quizás este planteo sea solamente una quimera. 
De seguir teniendo el Estado en nuestro medio artístico  una posición dominante, especialmente el MEC también aumentan las responsabilidades del mismo, quizás nos encontremos en el umbral de una cultura donde el Estado, en sus distintas formas, (Ministerio de Educación  y Cultura MEC, la Escuela de Bellas Artes ENBA,  las Intendencias, las Empresas Publicas y los Museos Públicos),  sea el gran distribuidor de recursos y generador de empleos para todo el ámbito cultural y especialmente de las artes plásticas y visuales. 
En este caso el MEC  y la ENBA deberían tener un convenio con la Oficina Nacional de Servicio Civil ONSC, si es que aspiran a formar artistas y servidores públicos.

DECADENCIA CULTURAL
Di Maggio manifestó que existe de parte de los medios de comunicación “un silencio en cuanto a la cultura” que los ubica en el lugar de cómplice de lo que percibe como un momento muy malo de las disciplinas artísticas. (El Mural, Radio Uruguay)
  
No todo se puede explicar por las equivocaciones del ámbito o por la falta de un mercado amplio fuerte y dinámico, la decadencia cultural tiene es importante y en esto el Estado y los medios de comunicación tienen un rol muy importante. Seguramente las creencias de que las artes plásticas y visuales son para una elite, que no tienen la popularidad de las artes escénicas y audiovisuales ha llevado a que sea la marginada de nuestro ámbito cultural. Seguramente  de forma similar piensan los medios de comunicación, no hay espacios para la crítica de arte, solo algunas reseñas informativas y la cartelera de espectáculos. Cuando en la radio o la tv entrevistan a algún artista, crítico, marchand, o gestor cultural, más temprano que tarde el periodista larga –el tiempo es tirano vamos finalizando la entrevista, lástima que los mismos criterios  no se aplican  a  programas de tv o radio, donde los conductores o periodistas pueden perder su “valioso tiempo” y el nuestro, el de  la audiencia o la teleaudiencia, en bromas y divertimentos internos. 
Es cierto que hoy paga más en todos los sentidos la información sobre “espectáculos” chimentos de la farándula argentina y la incipiente farándula mediática local --sobre todo cuando esta es escandalosa, si es que todavía algo nos puede escandalizar-- que la información y difusión de la actividad artística vernácula. 
Sin embargo rescato y destaco los  espacios como el de Pincho Casanova y Macarena Montañez en TNU (Canal 5) Gustavo Fernández también en TNU, Lynn Cardozo y Jaime Clara en El Observador, revistas como  Dossier, o La Pupila que llevan adelante Oscar Larroca y Gerardo Mantero, Luis Marcelo Pérez en Radio Uruguay, Adela Dubra en Radio Sarandí., Alicia Haber en El País, Federico Meneses en Obolo Cultural. Sin embargo la difusión y promoción de las artes plásticas en nuestro medio sigue en el debe.

No creo en formulas ni a nivel individual ni colectivo. A nivel colectivo no veo una salida clara a esta situación de estancamiento, ¿la actividad privada, galerias de arte, centros culturales, casas de remates, las asociaciones y "gremios" de artistas seguiran activos dentro de unos años? cuántos artistas podrán dedicarse profesionalmente a esta actividad (si es que tiene sentido hablar de profesionalismo en el ámbito artístico en el Uruguay).. El tiempo irá despejando las brumas que hoy vemos en el horizonte.
En lo personal vamos seguir trabajando, reflexionando, experimentando y disfrutando; a ver qué es lo que nos depara el futuro, en esta compleja, difícil y apasionante forma de vida que es el arte.



1 Hugo Achugar: al momento de publicarse esta nota ex Director Nacional de Cultura del MEC 
2 Oligopsonio: oligopolio del lado de los compradores. Paul Samuelson, Economia 14ª edición 




18 de diciembre de 2013

IMPRESIONES SOBRE CHICAGO



RICARDO NOWINSKI

Anish Kapoor. Cloud Gate. Millenium Park

Chicago es una ciudad preciosa, en verano con un clima benigno 25 o  26 grados C. un poco menos a media tarde, con un sweater liviano uno está muy cómodo, pienso que si uno viene en otoño debe traer algún abrigo.
La arquitectura es muy moderna, influencia de los arquitectos en distintas épocas, Adler y Louis Sullivan a fines del siglo XIX, Frank Lloyd Wright (visitamos su casa  y estudio en la zona residencial de Oak Park, a treinta minutos en auto del Loop y el centro de la ciudad;  es un barrio residencial como Carrasco, parece de película, -esto muestra la influencia del cine en nuestras vidas-. También visitamos a cuatro cuadras de la casa Wright, la casa de Ernest Hemingway) Mies Van de Rohe y otros colegas de la Bauhaus que emigraron a Estados Unidos en 1933 cuando los nazis la cerraron, dejaron una impronta muy marcada y profunda.
La ciudad está a orillas del lago Michigan y el rio Chicago, que la divide en tres pero eso se nota más en el mapa que en la realidad. Chicago es conocida como la ciudad de los vientos, algo que tiene en común con Montevideo.
El aparthotel donde nos hospedamos se encuentra muy bien ubicado en la avenida Michigan en el Loop, hacia el norte cerca de la milla magnifica (magificient mile) donde se encuentran las grandes tiendas de los grandes diseñadores de moda Armani, Chanel, Hugo Boss, etc.
La torre Hancock que tiene uno de los miradores más altos de la ciudad, donde hay algunas galerías de arte y se encuentra el Consulado General de Uruguay. En la planta baja hay un shopping center y restaurantes.
Hacia el sur sobre la misma avenida se encuentra el Chicago Cultural Center un espacio de exposiciones para artistas emergentes, espacios para fiestas y eventos y el centro de información turistica; tiene ademas en el segundo piso un domo construido vidrio por Louis Comfort Tiffany, -solo construyo dos- El Millenium Park es un lugar etupendo, un centro cultural al aire libre. La Cloud Gate y la Croown fountain son espectaculares) queda a cuatro cuadras del hotel, pegado esta el Instituto de Arte de Chicago; que consta de dos edificios, el clásico y el moderno, diseñado por el famoso arquitecto italiano Renzo Piano; el ARTIC no tiene nada que envidiarle al Metropolitan de Nueva York. Las obras de Henry Moore, la que se encuentra en el jardín al norte del edificio principal es muy buena, pero la que tiene adentro (figura reclinada)  es buenísima y mucho más grande que las que tiene el MET (podría estar también en el jardín). Las esculturas de Giacometti también son buenísimas igual que las obras impresionistas y las cerámicas japonesas. Todo el museo es excelente
Es una ciudad joven hay varias universidades, fácil de recorrer los principales puntos de interés están cerca, unos cuantos sobre la avenida Michigan.Hay mucha gente que habla epañol, la comunidad latina es importante sobre todo la mexicana; tambien la colectividad polaca es muy importante, la más grande fuera de Polonia.
Al este se encuentra el lago Michigan, el Columbia Yacht Club, una zona residencial y de grandes cadenas de hoteles, de arquitectura muy contemporánea. Al oeste de la avenida Michigan encontramos una zona comercial más variada, pequeños negocios, grandes tiendas por departamento (Macy´s), antiguos edificios de ladrillo rojo que dan sobre el rio Chicago, con restaurantes de apariencia muy acogedora y grandes edificios de oficinas en las explanadas de un par de ellos me encontré con dos enormes y magnificas esculturas de Jean DuBuffet. Esto solo es una primera impresión de una ciudad, que seguramente con más tiempo, ofrece mucho más al viajero curioso y con inquietudes.


31 de octubre de 2013

ARTE Y HARTISMO. MANIFIESTO HARTISTA. Versión completa



A comienzos del siglo XX cada movimiento vanguardista respondía a la inquietud de un grupo de artistas que lanzaba al mundo una serie de intenciones, recogidas en un manifiesto. Normalmente se mostraban HARTOS de su situación y hacían recuento de sus filias y fobias, indicando así su ideario. Hoy, un siglo después, en la época del supuesto triunfo de la Vanguardia, los movimientos artísticos son cosa de los comisarios, que recorren diferentes galerías y centros de estudio buscando “artistas emergentes” que ilustren su idea para ese año de lo que debe ser la novedad en arte. Ya nadie cuenta con los artistas. Hemos pasado de ser los que protestaban y revolucionaban el mundo a ser sumisos vasallos de un banquete para los Señores, del que sólo tenemos derecho a las migajas. Hace años que los movimientos artísticos del arte oficial no nacen de la inquietud de los artistas. Y hace años que los manifiestos artísticos se consideran anacrónicos. Pero hoy, más que nunca, los artistas necesitamos alzar la voz, y ¿por qué no? publicar manifiestos.

Nosotros, como antaño nuestros bisabuelos, estamos ya HARTOS de esta situación absurda e injusta que en el mundo del arte se ha aceptado como normal. Hartos de que la pintura, el dibujo y la escultura, pese a vivir un momento grandioso, se ignoren en los salones oficiales de hoy en día, como si no existieran, como si hubiesen muerto. Hartos de que la atención mediática y los dineros públicos vayan a un tipo de arte y de artistas que suponen una ínfima minoría, que no representa a la realidad de nuestra profesión. Hartos de que el arte se haya convertido en un espectáculo de feria para millonarios. Hartos del elitismo y la hipocresía. Hartos del arte oficial. Por eso fundamos hoy nuestro movimiento artístico llamado Hartismo. Y como antaño, los (H)artistas queremos presentarnos al mundo con este Manifiesto.


MANIFIESTO HARTISTA
Contra el anti-arte, el conceptualismo, la impostura y el culto al artista ególatra. El arte es de todos.

1. Estamos HARTOS del arte oficial. Ese arte, sus artistas y su entorno se han vuelto tan soberbios, tan vanidosos, que creen vivir por encima del mundo, ocupados sólo en mirarse el ombligo, y debatir sobre el sexo de los ángeles. Aquí abajo, los hartistas trabajamos con nuestras manos, en y para el mundo real, haciendo del arte nuestro día a día y buscando en él nuestro sustento. El Hartismo es una apuesta por la humildad, la honestidad y la sencillez. Para los hartistas el arte es una profesión más, ni divina ni especial, y como en cualquier otra profesión la excelencia se logra sólo tras años de práctica seria y continuada.

2. Estamos HARTOS de elitismo, de que el arte sea sólo para unos pocos privilegiados.

Queremos que el arte sea devuelto al público, a las calles. Que salga de su encierro e impregne de nuevo la vida cotidiana, embelleciendo cornisas, farolas, rótulos...

Rechazamos las galerías y museos elitistas del arte oficial, a los que nadie entra; salas vacías e impolutas, como templos de un dios inaccesible. Queremos salas acogedoras, con asientos cómodos donde ver los cuadros de cerca, charlando tranquilamente mientras se toma un café.

3. Estamos HARTOS de dejar que sólo opinen gurús y “expertos”. El Hartismo anima al público a que opine libre y sinceramente sobre arte, y más sobre el arte actual. Porque el arte es de todos, también de quienes lo pagamos con nuestros impuestos. La mayor partede las personas se ríen en confianza de los estrambóticos montajes que el Poder presenta como arte.

¿Por qué hacerlo sólo en privado? Riámonos abiertamente del arte oficial, de las cosas pretenciosas, ridículas y huecas que las pretenciosas, ridículas y huecas mentes de comisarios, artistillas y políticos nos presentan como Arte con mayúsculas.

4. Estamos HARTOS de oír una y otra vez la consigna interesada de que el arte ha muerto, la pintura ha muerto. La evidencia es otra; lo que vive pese a todas las dificultades, pese al ninguneo de que es objeto, es la pintura. En cambio, lo que necesita inyecciones constantes de dinero público para sobrevivir son las “modernas” manifestaciones del arte oficial.

Los hartistas estamos hartos de que el dinero público se destine a sufragar actividades extravagantes, propias de una atracción de feria, que avergüenzan a la mayoría de la población, que es quien las paga, y no gustan a nadie. Actividades y actitudes que están logrando desprestigiar al arte actual y a los artistas que queremos practicar nuestra profesión con seriedad.

5. Estamos HARTOS del anti-arte. Partiendo de una idea jocosa de Duchamp en determinado momento histórico, el anti-arte ha llegado a ser el nuevo academicismo, el nuevo arte oficial. Justo el enemigo contra el que se acuñó el término. El propio Duchamp rechazaba que sus Ready-Made se tomasen como arte... nosotros preferimos creer a Duchamp que a sus exégetas.

Nada tendríamos contra el anti-arte si no fuera por un pequeño detalle: el anti-arte no quiere convivir con el arte; tiene como propósito su negación, y necesita exterminarlo para poder ocupar su lugar. Los anti-artistas saben que si hay arte cerca nadie presta atención al anti-arte: ante un buen cuadro y una lata llena de caca la gente normal suele preferir el cuadro. Por eso, los anti-artistas necesitan a toda costa convencernos de que la

pintura no vale, de que hay que despreciarla, exterminarla o al menos arrinconarla en un lugar olvidado para que así podamos valorar como si fuera arte lo que ellos “hacen”. Por eso gastan tanta tinta y saliva en discursos. Tienen largos y enrevesados discursos sobre muchos temas: sobre la muerte del arte, sobre lo desfasada que está la pintura, sobre lo superada que está la belleza... Tras casi un siglo desde su primera aparición, el anti-arte prácticamente ha monopolizado la atención mediática, invade las escuelas y desvía hacia sí la mayor parte del dinero público invertido en las artes. Poco a poco está logrando su objetivo: va arrinconando al arte, suplantándolo en todas sus facetas: artistas, obras, salas, críticos... todo tiene su versión anti-artística que sustituye a su equivalente artístico. Los hartistas estamos hartos de este crimen tolerado y hasta alentado por la oficialidad, y denunciamos esta suplantación parasitaria. El Hartismo es un movimiento anti-anti-arte.

No es posible convivir armoniosamente con un cáncer agresivo, que te devora desde dentro; es necesario luchar contra él, encontrarlo, aislarlo y extirparlo para que no siga avanzando y llegue a matarnos. No obstante, el Hartismo, como muestra de buena voluntad, está abierto a recibir a los anti-artistas que quieran reciclarse, aprendiendo técnica e intentando ser sinceros por primera vez en su vida.

6. Estamos HARTOS del conceptualismo. Todo el mundo tiene miles de ideas cada día, muchas de ellas geniales. Nada más corriente que tener ideas. Lo que distingue al artista es la capacidad de sacar partido a las ideas creando obras valiosas de por sí. La idea es un pretexto para llegar a una obra, y no al revés.

7. Estamos HARTOS de que cualquier cosa se nos pueda presentar como arte. Si algo necesita estar expuesto en una galería y necesitamos que además nos expliquen una serie de ingeniosas historias para que podamos entenderla y considerarla como obra de arte, es que eso no era arte, sino una refinada tomadura de pelo. Una lata llena de caca es tan sólo una lata llena de caca, por más filosofías de andar por casa que la adornen. También rechazamos enérgicamente la idea de que el proceso es más valioso que la obra, de que sólo el valor “performático” constituye el hecho artístico. Es evidente que todas las artes tienen un proceso, y hasta un rito. Incluso el dueño de un bar que, aburrido, hace una tortilla de patatas, sigue un proceso fascinante y no exento de ritual. Pero el proceso, el rito, sólo tiene sentido porque al final se llega a un resultado. Nadie se come el emocionante proceso de preparación de la tortilla, sino la tortilla.

8. Estamos HARTOS de que se utilice la originalidad, la novedad o “modernidad” como patrones con los que medir el valor de las obras de arte y los artistas. Conceptos entendidos de forma perversa y profundamente estúpida, como valores absolutos, cuando dependen totalmente de la cultura -o mejor, incultura- de quien observa. Pero a pesar de su obsesión por lo nuevo, paradójicamente, el arte oficial está llegando, como la moda, a una reiteración grotesca de formas, maneras e ideas que insulta a la inteligencia. Porque el arte de vanguardia es como una lengua muerta. Se inventa siguiendo reglas que ya no reciben el impulso vital de quienes la crearon. Una vanguardia de laboratorio, hecha por expertos a imagen de la que se conserva disecada en libros y museos. Los grandes gurús del arte oficial dan el certificado de novedoso, atrevido, transgresor o rupturista tan sólo lo que siga alguna fórmula vieja, comprobada infinitas veces, que respeta los cánones de lo que debe ser la vanguardia, sin apartarse de la norma ortodoxa.

9. Estamos HARTOS de la importancia que se le da a los estilos, a los -ismos. Pintar es un acto personal y cada persona es única. Las etiquetas son sólo una manera de ordenar el conocimiento que la Historia del Arte construye, y a los artistas deberían importarnos bien poco. Creemos que lo importante no es pintar según un estilo u otro, sino hacerlo “con estilo”, es decir, bien.

10. Estamos HARTOS de que los que no utilizan sus manos se autodenominen artistas. Para ser artista hay que pintar, esculpir, dibujar... no basta con pensar. Ya nos hemos cansado de los caraduras que no dan un palo al agua y se convierten en artistas por la Gracia Divina o por la del gurú de turno ¡El arte para quien lo trabaja!

11. Estamos HARTOS de trascendentalismos. Los hartistas pintamos porque pintar es lo importante. Pintar no necesita sesudas justificaciones ni excusas. Es una necesidad y un placer. Sólo dibujar y pintar día a día nos hace artistas. A los que tienen dudas sobre este particular los animamos a dedicarse a otra profesión, hay gran demanda de charlatanes entre los políticos y los vendedores.

12. Estamos HARTOS del desprecio a la tradición. Porque el ser humano construye siempre a partir de lo conocido. Rechazar la tradición artística es rechazar la posibilidad de innovación, al rechazar toda referencia, todo apoyo. Nuestro movimiento no es una vanguardia, pero tampoco una contravanguardia. Los avances aportados por las vanguardias históricas ya han sido integrados en la tradición pictórica hace décadas, y por artistas de talento. Esta tradición, enriquecida por aportaciones vanguardistas, constituye la base de nuestra cultura artística común y nuestro acervo técnico actual.

13. Estamos HARTOS de la visión sesgada que se está dando de la historia del arte del siglo XX (y XXI). Es necesario, por el bien del arte y la dignidad de la profesión del historiador del arte una revisión crítica y en profundidad de los postulados sobre los que descansa el relato histórico. Creemos que la Crítica de Arte, con sus teorías vistosas pero interesadas, ha logrado someter no sólo a los artistas, sino a la misma Historia del Arte: se sigue sobrevalorando la importancia de las vanguardias del siglo XX, minimizando el hecho de que se han agotado y muerto en seguida y han sido resucitadas y mantenidas con vida artificialmente. La evidencia documental es apabullante, tan sólo es preciso que los historiadores hagan el trabajo pendiente, registrando los cientos de maestros notables que han estado trabajando e influyendo en sucesivas generaciones de pintores hasta nuestros días, sin alinearse exactamente con vanguardia alguna.

La historiografía oficial, que se plantea el arte del siglo XX como una sucesión vertiginosa de movimientos vanguardistas cada vez más extremos es forzada, artificial.

Se basa en una ideología (el vanguardismo) y no en la narración objetiva de los hechos. Hay tantos artistas “fuera de su época” que todo ese modelo teórico se desmorona: Ben Shahn, Hopper, Balthus, Guttuso, Hockney, Freud, Kitaj... son figuras muy influyentes, pero no encajan ni con calzador en una historia contada como una sucesión permanente de vanguardias cada vez más radicales.

14. Estamos HARTOS de que se desprecie y extirpe siempre la belleza de todo discurso pretendidamente artístico. Para el Hartismo la belleza es el objetivo último del arte.

Rechazamos la pobreza formal del arte oficial, y el esteticismo inverso que hace del cutrerío y la fealdad infinita la máxima aspiración. Esto no significa que nuestro arte se base en viejos esteticismos revenidos, ñoños, cursis. Los temas crudos y desagradables también tienen cabida en el arte hartista. Es la preocupación por lograr una forma armónica, bien construida, lo que los hartistas consideramos principalmente búsqueda de la belleza.

15. Estamos HARTOS del rol asignado al artista de hoy. La pomposa gloria vana, los premios, las bienales, los catálogos y la adulación, constituyan el objetivo vital del artista oficial. Gente sin vocación, sin oficio, con una vida volcada en los actos sociales, lejos del placer de dibujar, del misterio de la pintura, del descubrimiento de nuevos mundos en su interior. Lejos, en definitiva, del olor y el tacto de los materiales del taller. Por el contrario, el éxito para un hartista es poder levantarse cada mañana y pintar.

16. Estamos HARTOS del sistema actual de enseñanza en muchas de las escuelas de arte oficiales. El aprendiz de artista necesita más la práctica que la teoría, pero a nuestros 4 jóvenes se les llena la cabeza de palabrería hueca e inútil, descuidando sin querer -o a propósito- la enseñanza técnica y la práctica extensa que permitirían desarrollar sus habilidades. No entendemos que se niegue a los estudiantes ese derecho. Reivindicamos el valor del dibujo y específicamente el dibujo del natural como base de todas las artes visuales.

17. Estamos HARTOS de la fascinación por las nuevas tecnologías. Los nuevos materiales y técnicas, las tecnologías informáticas o audiovisuales no nos apabullan ni deslumbran, simplemente son parte de la realidad de nuestros recursos actuales, y los utilizamos con normalidad como una herramienta más. A más de un siglo de distancia de la primera película, a más de 40 años del primer ordenador, es una verdadera estupidez seguir babeando por descubrir que el vídeo o la informática existen. Estamos hartos de que esta fascinación bobalicona por el medio o la técnica utilizada cieguen el sentido crítico de todos, haciéndonos tragar bodrios infumables en aras de la supuesta novedad o ingeniosidad del medio utilizado.

18. Estamos HARTOS de que la pintura sea el cajón de sastre donde meter cualquier cosa. Continuamente se nos presenta como artes plásticas lo que en realidad son escenografías, obras de teatro, fotografías, cine... siempre que su calidad sea pobre o nula, pues cuando son buenos esas artes las reclaman, lógicamente, para sí. Con la excusa de que “hay que abrir fronteras”, nos hemos dejado robar el terreno y hasta el nombre: ¿cuántos concursos y salones de pintura han premiado instalaciones, performances, fotos, vídeos?

Recuperemos para la pintura sus lugares y usos naturales.

19. Estamos HARTOS del abuso de las “nuevas propuestas”. El nacimiento de verdaderas nuevas artes será siempre bienvenido, pero no hay razón objetiva para multiplicar las categorías, creando nuevas artes como “performance”, “instalación” o “videoarte”: entes borrosos que nunca terminan de independizarse del seno de las artes plásticas tradicionales. Cuando algo realmente nuevo llega -como en el siglo pasado el cómic o el cine- se abre paso por sí mismo, con fuerza arrolladora, sin deber su existencia a una indefinición nebulosa. En su mayoría estas supuestas nuevas artes son maneras de esconder la incapacidad de crear buen teatro, buena escenografía, buen cine o en definitiva, buena pintura.

20. Estamos HARTOS de que se nos quiera tachar de minoría. Aunque los fundadores del Hartismo somos gallegos, el Hartismo es una tendencia con vocación universal. No somos cuatro locos aislados en el noroeste peninsular contra la tendencia general; realmente, la mayor parte de la gente piensa lo mismo que nosotros.

Nuestro movimiento está afiliado al Movimiento Stuckist (www.stuckism.com), que

lleva desde el año 1999 contestando al arte oficial y hoy está presente en 40 países, con más de 180 sedes repartidas por todo el mundo. El hartismo incluye a todas las artes y a todos los aspectos de la cultura, aunque comience como la revuelta de unos pintores.

El Hartismo es un punto de partida pero también un objetivo. Queremos recuperar la normalidad, la sinceridad y la sencillez de nuestra profesión. Que pintar sea sólo pintar, sin extravagantes ropajes que disfrazan al arte de lo que no es. Aspiramos a ser el niño en el cuento “El Traje Nuevo del Emperador”, diciendo a la sociedad lo que todos piensan pero nadie se atreve a decir.

12 de julio de 2013

Se extienden de 50 a 70 años los derechos intelectuales sobre una obra


Se extienden de 50 a 70 años los derechos intelectuales sobre una obra
Por Lucía Pastor (luciapastor@eldiario.com.uy) Viernes, 5 de julio del 2013

A partir de ahora los derechos intelectuales sobre una obra serán por 70 años.
Es decir que, una vez que se registre la obra, quien tenga sus derechos podrá disponer de estos durante 70 años, período después del cual la obra pasa a dominio público. Hasta hoy los derechos intelectuales se poseían por 50 años.
La modificación fue incluida por el Poder Ejecutivo en el artículo 218 de la Rendición de Cuentas, informa El País.
De acuerdo a la Cámara Uruguaya del Disco (CUD) y a otro jerarca de AGADU, el músico Jorge Schellemberg, el cambio de la ley era un "anhelo" de la CUD. "Uruguay era el país con el período más corto de protección", dijo Schellemberg, "y aun así no estamos a la vanguardia. México, por ejemplo, tiene un período de protección de 100 años", agregó al medio uruguayo.